Buenos días. 

Quiero comenzar con una pregunta: ¿En qué lugar, después de República Dominicana, es donde viven más haitianos? 

El problema de Haití, es que nunca ha sabido relacionarse de manera adecuada con la naturaleza, ni tampoco se ha sabido relacionar con el futuro, ni con la República Dominicana, su paño de lágrimas.

He oído el alegato de que a Haití, en La Isla, le tocó el peor terreno. ¿El peor territorio? ¿Será eso cierto?

En 1606, hubo un gobernador español que decidió trasladar toda la población de esa parte oeste de La Isla hacia la parte este, lo trasladaba con sus animales. A eso se le llamó la devastación de Osorios, pero alguna vaca, alguna vaquita, se quedó suelta, sin dueño por ahí. Y según el profesor Francisco Enriquez Vázquez, que cariñosamente llamábamos Chito. Según él, al cabo de varios años, había más de un millón de vacas que, de manera espontánea, se reprodujeron.

Dicho sea de paso, eso fue lo que atrajo a los franceses, porque en Francia, en Europa, el cuero de vaca tenía mucha demanda para piezas artesanales, a matar vacas, quitar el cuero y abandonar esa carne ahí. Un millón de vacas, cuando bajaban al río a tomar agua, seguro iba blanco de leche, porque la vaca, cuando está parida y no se le ordeña, espontáneamente suelta la leche. Pero además, según Chito, ahí por donde quiera había mieles de abejas, en los árboles, es decir, chorreaba miel, y el río iba blanco de leche. Por lo tanto, eso era un paraíso de leche y de miel por toda parte.

Eso nos da una idea a nosotros de lo fértiles que eran esas tierras y lo ratifica la colonia que los franceses desarrollaron ahí luego, la colonia más rica que Francia tuvo en América. Naturalmente, esto se basó en un trabajo despiadado, un régimen esclavista,  que nadie aprueba, nadie está de acuerdo con eso, pero era tan terrible ese régimen esclavista que los esclavos tenían que ser sustituidos cada 5 años porque los que traían se morían debido al trabajo, al régimen esclavista inhumano que los franceses impusieron. 

Los traían jovencitos, y en un régimen de trabajo de 3 a 5 años ya los mataba. El tráfico era permanente para reponer a los que morían.

De manera que Haití, la colonia más rica de Francia, nos ratifica lo que en principio hemos dicho. Hoy Haití, por esa manera irresponsable de los haitianos de relacionarse con la naturaleza, con su ecología, Haití es un panorama estéril, sin agua. En Haití no hay agua. Yo no sé cual es el futuro de Haití. ¿Cómo conseguir el futuro de Haití?

República Dominicana necesariamente va a tener que colaborar con Haití en ese aspecto. Si República Dominicana no le da agua a Haití, Haití no tiene vida. Sencillamente porque no hay agua. Hay tres veces más población. República Dominicana está obligada a darle algo de agua a Haití. Ahora bien, eso tiene que ser un asunto de acuerdo bilateral, entre Haití y la República Dominicana sobre el manejo de los recursos hídricos de la frontera. Tiene que ser un acuerdo de ambas partes, no de manera unilateral como está haciendo Haití ahora con el canal, de una manera unilateral y a la brava, y provocando a la República Dominicana. Así no.

Además, es un canal irracional porque está hecho para una capacidad que el río Masacre la tiene. Toda el agua del Masacre no llega a la capacidad del canal. Es más, es el primer caso en nuestra Isla donde se privatizan las aguas de un río, porque ese canal es privado. Esa agua es para llevar a la finca de un magnate haitiano y vender el reto, eso es privado. La construcción de ese canal a los primeros que afecta es a los haitianos. Afecta a los dominicanos también, pero más a Haití. ¿Verdad que sí? Ese canal ahí es un canal irracional, es una locura para Haití, pero como los haitianos hacen las cosas sin prever consecuencias, porque eso es otro problema.

 Así como los haitianos no están orientados hacia el futuro, verdad, asimismo ellos no prevén consecuencias, tienen una mentalidad inmediata, sin prever consecuencias.

Ese río Masacre, si es importante para nosotros, para los dominicanos, es más importante para ellos, y si ellos lo matan, como están por hacerlo, ellos no sé qué van a hacer, dónde van a conseguir agua. 

A ese río hay que revitalizarlo, terminando con las agresiones ecológicas, porque la parte dominicana también posee concesiones mineras en él. Este río nace en el Pico del Gallo en Loma de Cabrera, con unos 55 km de largo. En la zona donde nace, existen concesiones mineras y un aserradero, lo cual es extremadamente dañino para un río. La madera que se lleva el aserradero proviene de esa área. Creo que si el gobierno dominicano tiene una política al respecto, debería cerrar inmediatamente ese aserradero, como lo están solicitando los ambientalistas del país, y también cerrar  las concesiones mineras que existen en esa zona cerca de la cuenca del río, dado que el río es más importante que todo eso, y de él dependen muchas cosas.

Hay un tratado de 1939 sobre el tratamiento que la República Dominicana y Haití dan a esos recursos hídricos. Ninguno de los dos países puede extraer agua del río, a menos que ambos estén de acuerdo. Sin embargo, Haití actúa de manera unilateral, rompiendo el acuerdo e inventando un canal. El sector privado de Haití arrastra al pueblo haitiano, que no tiene nada que ver con esto ni se beneficiará de ese canal, a apoyarlo y protestar, incluso provocando a nuestros militares en la frontera.

 Haití, que nunca cumple los acuerdos, también ha violado el tratado de frontera de 1929. Quieren mover los bordes de la frontera hacia el este, lo que constituye una provocación.

Ese canal causará un daño terrible al río Masacre, que ya ha sido agredido durante mucho tiempo e incluso ha inspirado novelas como ‘El Masacre se pasa a pie’ de Pedro Prestol Castillo. El canal haitiano acabará con la cuenca del río, los humedales, y la flora y fauna de esa zona, como la Laguna Saladillo. Si el río deja de llevar agua, esa zona, que es afectada por la influencia del río, se saliniza y se volverá estéril. 

Ambas partes deben renunciar a los proyectos de canalización de las aguas del Masacre y ver cómo mejorar esa cuenca, prohibiendo los aserraderos y las concesiones mineras, y cuidando juntos la cuenca del río.

Si el río se seca y desaparece, por ejemplo, ¿qué pasará con el Artibonito? Es probable que se inventen algo similar con ese río. República Dominicana está condenada a darle agua a Haití, porque solo dos ríos entran al Masacre haitiano, pero son cañadas y solo llevan agua cuando llueve. Así son los ríos en Haití: si no llueve, no hay agua.

Quiero destacar que cualquier concesión que la República Dominicana le haga a Haití a partir de ahora, ya sea en migración o en cualquier otra área, son concesiones de soberanía. Estamos hablando de que con el muro se donaron varios kilómetros, y los humedales de Manzanillo también favorecen más a Haití que a nuestro país, al igual que la Laguna Saladillo. 

En la Laguna Saladillo, hay pescadores que viven de la pesca, y si se seca, esos pescadores también tendrán que buscar otra cosa que hacer, y la población de esa zona comerá menos pescado. 

Así que hay una repercusión social y económica tremenda para esa zona. Los productores de arroz de ambas partes también resultan afectados, teniendo que dedicarse a otra cosa, ya que el arroz necesita mucha agua, no solo en el lado dominicano, sino también en el haitiano.

Para Haití, esto tiene más impacto que para la República Dominicana. Es fundamental preservar ese sistema ecológico, pues juega un papel importantísimo en esa región y en la isla. No se debe actuar de manera irracional, y todo lo que se haga con respecto al agua de la frontera debe ser producto de un acuerdo entre República Dominicana y Haití. Sin embargo, parece que Haití no está muy dispuesto a dialogar con República Dominicana. En estos días, Haití ha tomado medidas totalmente irracionales: todo haitiano que cruce y compre mercancía del lado dominicano verá sus bienes confiscados y quemados, y se le impondrán multas en dólares.

Estas medidas extremas no tendrán buena repercusión para los haitianos. Hasta aquí, hemos abarcado los aspectos esenciales de este problema.

Muchas gracias