Prof: Wilson Castillo*

Introducción

Desde hace bastante tiempo, existen dos enfoques lógico-metodológicos. Por un lado, el enfoque positivista o naturalista propone una teoría natural de la sociedad. Entiende que los fenómenos sociales deben estudiarse siguiendo el modelo de las ciencias naturales. Por otro lado, el enfoque comprensivo, que en la actualidad se conoce mejor como hermenéutico o interpretativo, se interesa por el sentido y el significado en la vida social. Subraya la necesidad de que los fenómenos sociales deben entenderse en su contexto de desarrollo.

En el presente trabajo, nos proponemos destacar la influencia de las Ciencias Naturales en la aparición y desarrollo de la Sociología Moderna naturalista y establecer algunos supuestos lógico-metodológicos en que se funda esta propuesta. De esta manera, pasamos a proponer nuestro argumento sobre la conveniencia de un paradigma interdisciplinario entre la sociología y la filosofía y la sociología contemporánea. Somos del criterio de que el predominio es uno de los aspectos principales en el pensamiento social contemporáneo. Es uno de los aspectos principales en la actual situación de crisis e insatisfacción en que se encuentran las ciencias sociales en general y la sociología, en particular. Superar esta situación pasa por una reflexión crítica de los aportes contemporáneos de la filosofía y su impacto en la teorización de las ciencias sociales.

Naturalismo Sociológico La sociología como disciplina científica tiene su origen en el advenimiento de la modernidad. Surge como un intento de explicar la disolución del mundo tradicional y la consolidación del moderno. En sus inicios, surge con una vocación positivista, como un esfuerzo de superación del pensamiento social especulativo del siglo XVIII, bajo el imperativo de fundamentar su status epistemológico de conocimiento científico. En ese sentido, la sociología como ciencia nace bajo el impacto del desarrollo de las ciencias naturales del siglo XVIII y XIX (Giddens, 1976). Comte, padre de la sociología moderna, propuso una ciencia natural de la sociedad y entendía a la sociología como el último peldaño de un proceso evolutivo del conocimiento humano, es decir, como una ciencia positiva (científica) de la sociedad. A decir de Comte: «poseemos ahora una física celeste, una física terrestre, ya mecánica o química, una física vegetal y una física animal, todavía necesitamos una más y la última, la física social, para completar el sistema de nuestro conocimiento de la naturaleza» (Nicholas, 1977; 36). De igual manera, Émile Durkheim, a pesar de que fue un crítico persistente del evolucionismo metafísico de Comte, propuso estudiar los hechos sociales como cosas, siendo el pensador social más influyente en el empirismo metodológico de la sociología. Durkheim dedicó un libro para desarrollar su propuesta del método, donde fundamenta su convicción de que los hechos sociales deben tratarse como cosas, en el sentido de que son exteriores al individuo y no dependen de su voluntad ni de su conciencia (Durkheim, 1973).

En el caso del marxismo, que sin duda alguna es la tradición teórica más influyente en el pensamiento social contemporáneo, nos encontramos con el fenómeno de una naturalización de los procesos sociales en sus escritos tardíos, específicamente en los trabajos de economía política y una menor influencia de esta perspectiva en sus manuscritos filosóficos y políticos (Althusser, 1978). Para Comte, el modelo a considerar era la física; para Marx, era la biología evolucionista de Darwin. Marx consideró como buena y válida la descripción de su método propuesta por un periodista, donde señala que: «Lo único que a Marx le importa es descubrir la ley de los fenómenos… le interesaba además y sobre todo, la ley que rige sus cambios y evolución… Marx concibe el movimiento social como un proceso histórico natural regido por leyes que no sólo son independientes de la voluntad, la conciencia y la intención de los hombres, sino que además determina su voluntad, conciencia e intenciones» (Marx, 1980). En ese sentido, creemos muy bien fundada la crítica de Habermas al marxismo, cuando señala que Marx, en su interés de fundar la crítica a la sociedad burguesa en base a un concepto absoluto de trabajo, destruyó el carácter autorreflexivo de la acción humana como autores de su propia historia (Habermas, 1984). A pesar de las grandes diferencias existentes en estos pensadores, expresan a su manera las influencias sociales e intelectuales de su época. Escribieron y desarrollaron su propuesta del método bajo la sombra de las ciencias naturales y del cientificismo metodológico

Problemas Lógicos-Metodológicos del Naturalismo Nos interesa en estos momentos proponer una interpretación crítica de los fundamentos lógico-metodológicos del enfoque naturalista en Sociología. Para nuestro objetivo, vamos a dividir nuestro argumento en tres problemas que tentativamente llamaremos problema ontológico, epistemológico y metodológico.

En términos ontológicos, el paradigma naturalista parte del supuesto de que la realidad social, al igual que la naturaleza, existe fuera del individuo e independientemente de su voluntad y de su conciencia. La realidad social está pensada como una estructura, como una cosa, que determina la voluntad y las acciones de los actores sociales. Bajo estos criterios, se destruye el carácter reflexivo de los agentes sociales, que a diferencia de las cosas naturales, se caracterizan por su capacidad de lenguaje y acción.

Epistemológicamente, se parte del supuesto de que el mundo social es susceptible de verificación empírica, de la misma forma que el mundo natural. De esta manera, se hace extensiva al análisis de la calidad social el modelo matemático estadístico, para probar la frecuencia y recurrencia de los fenómenos sociales como forma de establecer las leyes generales de los hechos sociales sin considerar los complejos problemas culturales y de sentidos que le dan significado a la interacción social (Wilson, 1990).

En términos metodológicos, la posición naturalista se interesa por explicar las leyes históricas de los procesos sociales e institucionales, privilegiando el enfoque histórico de las grandes estructuras. Este paradigma metodológico comparte la idea de que existe un orden histórico determinado y que el método científico está llamado a descubrir y, de esta manera, develar «su esencia». Para el naturalismo sociológico, la realidad social se oculta a los sentidos y solo se hace inteligible mediante el método científico, desde una postura objetiva y exterior a la realidad. Se privilegia la observación «imparcial» y «neutral», pues al igual que Bacon, se cree que la realidad nos revelará sus secretos en la medida que la observemos meticulosamente.

Paradigma Interdisciplinario Con el desarrollo contemporáneo de algunos enfoques epistemológicos en el campo de la filosofía de la ciencia y la filosofía social, el programa de investigación naturalista-empirista de la Sociología se ha hecho muy vulnerable a la crítica. Entendemos que el intenso cuestionamiento al que actualmente está sometida la perspectiva empirista tiene su antecedente contemporáneo en escritos de Karl Popper, sobre todo en su texto «La lógica de la investigación científica», publicada en los años 30, y posteriormente con la formulación de Kuhn sobre las revoluciones científicas (1978).

Con la aparición de la «Lógica de la investigación científica», el autor rompe con el empirismo y el positivismo lógico (Giddens, 1976). En su propuesta de falsación, se interesa por un criterio de demarcación epistemológica racionalista crítica, donde se privilegia la teoría sobre la observación (1994). Para el autor, todo conocimiento no comienza con la observación, percepciones u observación, o con la recopilación de datos o de hechos, sino con problemas (1978; 10). No existe observación sin hipótesis; la observación científica es una observación significativa, es decir, cargada. De igual manera, el concepto de revolución científica de Kuhn privilegia la teoría en oposición al empirismo metodológico. La observación científica se produce en el marco de un determinado paradigma que implica algunos supuestos previos compartidos por una comunidad científica. De esta manera, el investigador puede desestimar cientos de hallazgos si no concuerdan con su paradigma. De todas formas, lo que quiero señalar es que, a pesar de las diferencias existentes entre los nuevos filósofos de la ciencia, ellos concuerdan en el privilegio de la teoría sobre la observación (Chalmers, 1992).

En el ámbito de la filosofía social, creemos que con la aparición de la Hermeneútica moderna, la Fenomenología y la Filosofía del lenguaje, se produce un giro en la teorización de los problemas del método en Sociología (Giddens, 1987).

El impacto de estas tradiciones filosóficas ha llevado a Jürgen Habermas y Anthony Giddens a desarrollar dos enfoques sociológicos alternativos y en franca oposición al naturalismo sociológico. Bajo la influencia de la fenomenología, el primero de ellos desarrolla una crítica al concepto de objetividad del empirismo y propone que la objetividad no es más que una subjetividad compartida o, más bien, un carácter intersubjetivo que se apoya en el uso social del lenguaje (1997). Por otro lado, Giddens, en su teoría de la estructura, propone el concepto de una doble Hermenéutica para la sociología como forma de recuperar la noción del sentido común o conocimiento práctico compartido, mediante el cual los agentes sociales crean y recrean la realidad social en su práctica cotidiana. Para Giddens, comprender una realidad social significa compartir el juego del lenguaje y decir desde dentro, compartiendo el sentido y los significados de la interacción social.

Estos enfoques sociológicos comparten la idea de que la realidad social no es algo que se nos da en forma natural, sino que los fenómenos sociales están constantemente en un proceso de creación y recreación mediados por el lenguaje y la capacidad de acción de los individuos. En estas propuestas, los agentes sociales juegan un papel activo y dinámico en la construcción de su realidad. La realidad no está pensada como algo que estamos llamados a descubrir, sino que es el resultado de nuestra actividad práctica cotidiana. Se subraya la necesidad de comprender la realidad social desde dentro, mediante el conocimiento y el dominio del juego de lenguaje.

De los actores sociales. En el umbral de un nuevo humanismo se necesita destacar el carácter reflexivo de la interacción social y la capacidad de los agentes y grupos sociales de comprender las circunstancias que inciden en su situación social y poder transformarla creativamente, con capacidad e imaginación.

Bibliografía

  • Althusser, L. (1978). La Revolución teórica de Marx. Siglo XXI, México.
  • Chalmers, P. (1992). ¿Qué es esa cosa llamada Ciencia? Siglo XXI México, #190.
  • Durkheim, E. (1973). Las Reglas Del M
  • Giddens, A. (1976). Las nuevas reglas del Método Sociológico. Prensa de la Universidad de Stanford.
  • Giddens, A. (1987). Teoría Social y Sociología Moderna. Prensa de la Universidad de Stanford
  • Habermas, J. (1984). Ciencia y técnica como tecnología. Técnos, Madrid.
  • Habermas, J. (1997). Teoría de la Acción Comunicativa: complemento
  • Kuhn, T. (1978). La Revolución Científica. F.C.E. México.
  • Marx, C. (1980). Capitel, tomo: 1 (prefacio). F.C.E. México.
  • Nicolás, S. T. (1977). La teoría sociológica. F.C.E. México.
  • Popper, K. (1994). La lógica de la investigación científica. Tecnos, Madrid. Popper, K. (1978). La lógica de las ciencias sociales, en Adorno y otros. Grijalbo, S. A., México. Wilson, P. (1990). La sociología y el método matemático en Giddens, A. y otros. La teoría social hoy. Alianza Universidad, Madrid.

    Filosofía de la Sociología: Hacia una Perspectiva Interdisciplinaria Wilson Castillo Cursa maestría en metodología y epistemología (UASD)