por: Juan Fco. Viloria, M.A

Desde la década de los años 30 del siglo XIX, existe una tensión, claramente identificable, entre las ideas conservadoras y las liberales, que caracterizan el pensamiento dominicano desde entonces hasta hoy. Es a partir del conocimiento de los orígenes y luchas entre ambas concepciones del pensamiento social donde hay que buscar las raíces del llamado pesimismo dominicano.

Como resultado ideológico de varios siglos de dominio colonial europeo y del predominio de una organización socio-económica precapitalista, caracterizada por una producción de subsistencia (conucos, hatos ganaderos y haciendas terratenientes), las ideas conservadoras, apoyadas en la ideología escolástica, dominaron la mentalidad del ser dominicano hasta finales del siglo XIX.

No obstante, a partir de la década de los años 30 del siglo XIX, comienzan a influenciar en Santo Domingo las ideas liberales. En este contexto surge «El nativismo o criollismo literario», que se afianzará con el surgimiento de la República. La producción ideológica doctrinal dominicana quedará condicionada por: a) el espíritu de independencia predominante en la mayoría de los países latinoamericanos; b) la búsqueda de una nueva forma de gobierno que asegurara la reafirmación del ser nacional y la estabilidad social; c) la adopción de modelos doctrinales europeos y la ubicación geopolítica de la República Dominicana con respecto a la República de Haití.

Los trinitarios fueron los máximos representantes, con Juan Pablo Duarte a la cabeza, del pensamiento liberal dominicano en esa etapa. Son ellos quienes se enfrentan a la ideología conservadora del sector hatero. Este sector impuso sus ideas en la sociedad dominicana de la primera República, y su espíritu ha influido en el poder político casi en la totalidad del proceso histórico de la Nación y tiene su expresión en el autoritarismo.

Al llegar a las últimas tres décadas del siglo XIX, son identificables en el pensamiento social dominicano dos grandes concepciones socio-filosóficas: las ideas positivistas (relacionadas con las nacientes relaciones sociales capitalistas) y las ideas escolásticas (representación Ideológica de las relaciones sociales pre-capitalistas heredadas del dominio colonial y del aislamiento del Santo Domingo Español. En términos sociales, los liberales positivistas estaban apoyados por los comerciantes pequeños burgueses e intelectuales del Cibao. Tenemos los ejemplos de Bonó, Espaillat, Filomeno de Rojas, Luperón, entre otros. En este mismo período llegan al país corrientes europeas ligadas al racionalismo, a la Ilustración y al enciclopedismo francés del siglo XVIII.

Se calcula que entre 1858 y 1900 se fundaron en el país más de veinte logias masónicas a las cuales perteneció la mayoría de los intelectuales y políticos de la época.

En la década del 70, con el paso del trapiche al ingenio y con la toma del poder político por los liberales, encabezados por Luperón y su partido Azul, las ideas positivistas alcanzan su mayor progreso bajo el impulso de Eugenio María de Hostos.

El positivismo fue la concepción dominante en las ideas dominicanas a partir de la década del 70 y se acentuará durante la dictadura de Heureaux. En el siglo XIX, las ideas socialistas en Santo Domingo casi no se conocieron, por no decir que no existieron. La industria azucarera que había surgido bajo capital foráneo no implicó el surgimiento de una clase obrera con conciencia para-sí. La economía azucarera apenas reinicia su funcionamiento en la segunda mitad de la década del 70, y se caracteriza por una inversión de capitales, tecnología y fuerza de trabajo importados.

En este contexto de luchas entre ideas positivistas y escolásticas, entre liberalismo y conservadurismo, así como de gran atraso socio-histórico, se fraguan las primeras teorizaciones en torno al ser dominicano. Entre dichas teorizaciones por la línea conservadora pueden destacarse las de José Ramón López y las de Américo Lugo, para quienes las condiciones orgánicas, geográficas (climáticas) y raciales imposibilitan la construcción de un Estado-Nación autónomo; puesto que la mal nutrición, el clima caluroso y el origen racial (indios, negros y blancos españoles degenerados) engendran un ser dominicano incapacitado para pensar e impulsar el desarrollo nacional.

Este llamado pesimismo dominicano es, en realidad, una ideología de la élite intelectual conservadora, que ha desarrollado sus ideas sobre el ser nacional de manera sistemática desde José Ramón López, Américo Lugo, Moscoso Puello, Peña Batlle, hasta Joaquín Balaguer.

Para la concepción conservadora o llamado pesimismo dominicano:

a- Es imposible la construcción de un Estado Nación autónomo de todo poder externo en la República Dominicana, ya que el papel de un Estado pequeño «será siempre secundario en política» (A. Lugo, Antología. Librería Dominicana, Ciudad Trujillo, 1949, p. 31).

b- Las condiciones climáticas, derivadas de la ubicación geográfica de la Isla, es un factor que frena el desarrollo normal de la Nación y Estado dominicanos, puesto que «… las sequías y frecuentes huracanes y ciclones destruyen las cosechas. El sol tropical es potente generador de pobreza…» (A. Lugo, o.c., p. 32).

c- Los factores orgánicos: la malnutrición y el origen racial son factores determinantes del atraso social del pueblo dominicano, puesto que: «en los pueblos del norte… donde se come mucho y tres veces al día la intelectualidad de los individuos se conserva en promedio más alto, haciendo capaz al mayor número de vigorosos esfuerzos mentales y musculares». (José Ramón López, El Gran Pesimismo Dominicano. UCMM, Santiago, 1973, p. 32). Estas ideas las expone López en su ensayo «La Alimentación y las Razas», publicado en la década del 90 del siglo XIX. La obra se ha convertido en un clásico del pensamiento conservador dominicano. La misma representa una generalización especulativa muy prejuiciada acerca del ser del campesino dominicano.

d- El atraso del pueblo dominicano se debe, entre otros factores como los mencionados, a su origen racial: el indio primitivo, haragán por naturaleza, el español de tercera categoría y degenerado y al negro lujurioso.

Además de los factores anteriores, el atraso del ser dominicano, según dichos pensadores, está en relación a:

1- El aislamiento entre las regiones, dada la falta de vías de comunicación (factor ya superado…)

2- Las guerras civiles entre caudillos destructores de la riqueza y generadora de delincuencia.

3- La falta de una clase media urbana como elemento clave para desarrollar un orden político perfecto.

4- La carencia de una élite dominante, intelectual y pensante.

La mayoría de estos últimos factores en la coyuntura actual, están superados. Sin embargo, en lo esencial, esta concepción pesimista del ser dominicano sigue vigente en la mentalidad de los sectores de las élites conservadoras dominantes. De ahí la importancia de su estudio sistemático para la comprensión de la concepción política del sector más conservador de la sociedad dominicana.