Sir Karl Raimund Popper, filósofo británico nacido en Austria y considerado uno de los mayores pensadores de la epistemología y filosofía modernas, falleció el pasado 17 de septiembre en Londres, a la edad de 92 años. Cáncer, neumonía y deficiencias renales pusieron fin a la vida de este gigante filósofo de la ciencia.

Su origen judío, entre otras causas, lo obligó a marcharse al exilio en los años 30. (La ocupación hitleriana de Austria (1937) disolvió el «Círculo de Viena» -al que estaba ligado Popper- al igual que sus filiales en el continente europeo. La mayoría de sus miembros emigró a Inglaterra y a los Estados Unidos). Tras obtener la ciudadanía británica, se radicó en Londres.

Tuvo sus primeras experiencias políticas y filosóficas en la izquierda marxista austríaca, para luego convertirse en una de las voces más altas del antimarxismo. Su sensibilidad social lo llevó a trabajar en un centro de ayuda para niños pobres, actividad que mantuvo hasta la hora de su muerte.

Fue durante los años 30 que el filósofo concibió sus dos obras fundamentales: «La Sociedad Abierta y sus Enemigos» y la «Lógica del Descubrimiento Científico», que reflejan su oposición a los movimientos que dominaban en ese entonces el pensamiento político y la filosofía de la ciencia: el marxismo y el positivismo lógico.

El filósofo británico creía que los principios por los cuales la ciencia moderna había logrado avances espectaculares, debían ser aplicados también al pensamiento y acción política.

El concepto de «apertura», central en la obra de Popper, incluye tanto la posibilidad de refutar teorías científicas para producir hipótesis más adecuadas (menos falsas), como la exigencia de crear instituciones sociales que permitan que el mismo proceso se aplique a la vida política de los hombres.


Cfr. Listín, 17 y 24 de septiembre, 1994.

Archivo Cátedra. Prof. Luis F. Cruz